Muy profunda visión de Eckart Tolle, las formas, las cualidades del alma, que separadas de la Luz, por la forma aparente material, el Plan de la expresión de Su Amor, para que desde lo opuesto, la materia, llegue a la Semejanza............................
Pero comparto una reflexión de hoy, a tenor de lo que hablábamos el otro día, sobre la abundancia terrenal...
Durante los 6000 años de corrección de la mente y el corazón y estamos en el 5776 desde la cuenta de Adán ninguna corrección llega al cuerpo a su exagerado deseo de recibir placer para si mismo.
Todo nuestro trabajo incumbe sólo al alma vital (al néfesh) representando el deseo de otorgar que se extiende con el alma.
Por eso el cuerpo está obligado a morir y enterrarse y pudrirse ya que no ha sido corregido en ninguna forma.
Y es que si el cuerpo estuviera obligado a abolir su siempre insatisfecho deseo de recibir el pensamiento de la creación no hubiera podido llevarse a cabo " el gran deseo de recibir y el gran placer van mano a mano" y si la intensidad de su deseo disminuye, así disminuye el gozo y el placer a partir de la recepción.
Por eso necesitamos vida tras vidas, cuerpos más egoístas, para poder retornar por el mayor y mayor gozo, otorgándolo.
Muy profunda visión de Eckart Tolle, las formas, las cualidades del alma, que separadas de la Luz, por la forma aparente material, el Plan de la expresión de Su Amor, para que desde lo opuesto, la materia, llegue a la Semejanza............................
ResponderEliminarPero comparto una reflexión de hoy, a tenor de lo que hablábamos el otro día, sobre la abundancia terrenal...
Durante los 6000 años de corrección
de la mente y el corazón
y estamos en el 5776 desde la cuenta de Adán
ninguna corrección llega al cuerpo
a su exagerado deseo de recibir placer para si mismo.
Todo nuestro trabajo incumbe sólo al alma vital (al néfesh)
representando el deseo de otorgar
que se extiende con el alma.
Por eso el cuerpo está obligado a morir y enterrarse y pudrirse
ya que no ha sido corregido en ninguna forma.
Y es que si el cuerpo estuviera obligado a abolir su siempre insatisfecho deseo de recibir
el pensamiento de la creación no hubiera podido llevarse a cabo
" el gran deseo de recibir y el gran placer van mano a mano"
y si la intensidad de su deseo disminuye, así disminuye el gozo y el placer a partir de la recepción.
Por eso necesitamos vida tras vidas, cuerpos más egoístas, para poder retornar por el mayor y mayor gozo, otorgándolo.