martes, 24 de mayo de 2016
DESDE LAS PLEYADES
La ansiedad es un monstruo que se alimenta de adrenalina.
En realidad, la ansiedad un monstruo que vive y se alimenta de adrenalina. Cuando algo nos avisa de que hay un peligro, como entrar en una escalera mucho más empinada de lo que esperábamos, realizamos una descarga automática de adrenalina y el monstruo de la adrenalina que estaba dormido se despierta y hace que de forma automática nos agarremos a la barandilla y nos ayuda a no caernos. Nos damos cuenta de que tenemos el monstruo dentro y que se ha quedado, porque mientras digerimos la adrenalina todavía le queda alimento para vivir y seguimos sintiendo ansiedad. Cuando pasa el tiempo sin que veamos un nuevo peligro, el cuerpo recupera su nivel normal de adrenalina y el monstruo se hiberna.
Cuando es el propio monstruo el que nos da miedo y luchamos para echarlo del cuerpo, para que desaparezca de inmediato, la lucha nos lleva a hacer otra descarga de adrenalina. El monstruo, encantado porque tiene más alimento, crece y se hace más amenazador, nos dice cosas terribles como que va a comernos el cerebro, que el corazón nos lo va a dañar, y la garganta nos la va a paralizar para siempre. Si aceptamos al monstruo en nuestro cuerpo y no hacemos nada para que se vaya, entonces dejaremos de darle alimento y el monstruo se hibernará de nuevo. Siempre viviremos el riesgo de que no se vaya, porque no estamos haciendo nada por ello y tendremos que acostumbrarnos a escucharle decir ¿y si no me voy y te da un ataque al corazón o te vuelves loco, o te mueres?; no son más que sus intentos de pedir alimento.
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