martes, 30 de octubre de 2018



                                                          DESDE LAS PLEYADES



Como semillas estelares, en muchas ocasiones nos preguntamos qué hacemos en este mundo y, desde lo más profundo de nuestro ser, deseamos huir, huir lejos y no retornar jamás a este extraño y desolador planeta. Nos cuesta comprender las guerras, el desamor, el conflicto emocional, la violencia, la muerte, la ignorancia, la soledad, la limitación... Sin embargo, siendo totalmente comprensible lo anteriormente expuesto, también debemos ser conscientes de que esta experiencia, como cualquier otra en el Universo, tiene un sentido. No hemos nacido aquí por casualidad, ni nos han abandonado a nuestra suerte con el único fin de que pasemos un mal rato. Realmente, en la mayor parte de los casos somos "voluntarios", almas que han decidido encarnar en el plano terrestre con el objetivo de experimentar la materia, la densidad y la imperfección. Almas que han vivido en innumerables planetas y dimensiones y que, en el fondo de su corazón, "saben" que la realidad no se termina en la Tierra ni en la muerte. Puede que conscientemente no lo recordemos, pero, curiosamente, esas son las reglas en este planeta: olvidar quiénes somos, de dónde procedemos y por qué estamos aquí; zambullirnos en la ignorancia y en la incomprensión, hasta que llegue el día en que nuestra alma (tal y como programamos antes de encarnar) comience a hacerse preguntas y a atisbar que esta no es la única realidad posible, y que, más allá de guerras, desamor e ignorancia, se encuentran el amor, la sabiduría y la VIDA con mayúsculas. Estamos aquí para recordarlo, para iluminar esa oscuridad con nuestra luz y para añadir nuestra conciencia estelar a la conciencia colectiva terrestre, tan necesitada de esperanza y nuevas perspectivas. Cuando el ánimo decaiga, hemos de ser conscientes de que esta experiencia, al fin y al cabo, es pasajera, y de que cuando finalicemos nuestra misión regresaremos a nuestro lugar de origen; en cualquier caso, nunca podemos perder de vista que estamos aquí por voluntad propia: nosotros lo pedimos en su momento, y nosotros, por tanto, hemos de ir adquiriendo la madurez necesaria para adaptarnos y, en la medida de lo posible, disfrutar de este bello planeta que temporalmente nos acoge. Algún "día", cuando todo termine y por fin estemos de "vuelta", recordaremos esta experiencia como una de las más enriquecedoras y fantásticas que hayamos podido experimentar en nuestra eterna andadura por el Universo.
Javier López
Almas Estelares














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