lunes, 15 de abril de 2019


                                                         DESDE LAS PLEYADES


s nubes, alguien me sostiene, hacia abajo hay muchos árboles, pero prefiero seguir volando entre las nubes, con una sensación de libertad y tranquilidad.
Aparece un pequeño arco iris y me empieza a picar mucho mi mano izquierda. Hay una luz blanca delante de mí, siento que alguien me está halando, y decido bajar.
Llego a una pradera y siento la hierba mojada, el olor a tierra húmeda y hacia mi lado izquierdo aparece un árbol muy grande y viejo. Lo abrazo y le agradezco por permitirnos la conexión con la madre tierra, veo como la salvia recorre el árbol por dentro y me abraza.
En ese momento siento la presencia de mi abuelo, siento su olor y es él quien me abraza. No puedo parar de llorar y me quedo fundida en un abrazo amoroso con mi abuelito, a quien perdí hace 23 años. Le pregunto: ¿cómo está y me dice ¨cómo me ves? ¨. Obviamente se ve muy bien, se ve fuerte, joven, sano, feliz, tranquilo. Luego le pregunto si allá está con mi abuela, no había terminado de preguntar, cuando de atrás del árbol sale mi abuela con una sonrisa gigante, muy hermosa, con su delantal y sus trencitas. No había sentido tanta emoción hace mucho tiempo. Nos abrazamos los tres y siento una paz y un amor inimaginable. No quiero soltarlos, me siento feliz, como una niña siendo consentida por sus abuelitos.
Al rato les empiezo a hablar de mi mamá y les cuento que ella también está allá desde hace 7 meses, ellos me dicen que todos están juntos. A veces vamos a visitarlos y a veces vienen ellos. (Se refiere a mis papás).
Tengo muchas preguntas, pero solo quiero verlos, abrazarlos y sentirlos. Al final, les pregunto: ¿ustedes que hacen acá? Y mi abuela, sin pensarlo dos veces me contesta: ¨bailar, soñar comer, VIVIR."
Mi corazón se siente pleno, gracias al vuelo de la mariposa he comprendido que la muerte no existe, que nuestros seres queridos siguen viviendo, solo cambiaron de ¨domicilio¨, que comparten nuestras emociones, que nos siguen amando y que podemos conectarnos con ellos en cualquier momento.
Quiero darle las gracias a José Luis de la Rica, quien fue la primera persona que me explicó acerca del vuelo y a Fátyma Diosdado, quien es mi guía para los vuelos y éste en especial. Abrazos y mi gratitud infinita.

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