Namasté

¡Hola!, bienvenid@

Namasté , "La luz de Dios en nosotros, celebra su presencia eternamente en nuestros corazones"

viernes, 5 de diciembre de 2014



                                                       
                                                                 DESDE LAS PLEYADES




El cuerpo del dolor es una energía semiautónoma, hecha de emociones. Tiene su propia inteligencia, muy parecida a la de un animal astuto, y su principal objetivo es la supervivencia.
Se alimenta (absorbe energía) de otras energías que vibran en su misma frecuencia (dolor, pensamientos negativos, drama, infelicidad, etc.). Busca periódicamente la negatividad emocional y la infelicidad. Es preciso estar más conscientes para verlo.
Una vez que la infelicidad se apodera de noso...tros, deseamos ponerle fin y tratamos de que los otros se sientan tan infelices como
nosotros para alimentarnos de sus reacciones emocionales negativas.
El cuerpo del dolor tiene una fase activa y otra latente (dormida).
Cuando está latente, generalmente no lo sabemos.
Un suceso concreto puede activarlo en cualquier momento. Si la persona vive sola o no hay nadie cerca en el momento, el cuerpo del dolor se alimenta de los pensamientos negativos. La persona, de repente, siente el ánimo negro y pesado, ansiedad o ira o depresión.
La voz de la mente comienza a contar historias de tristeza, angustia o ira acerca de la vida, de nosotros mismos, de las otras personas, de los sucesos pasados, presentes, futuros o imaginarios.
La voz culpa, acusa, reniega, se imagina. Y nosotros nos identificamos totalmente con lo que dice la voz y creemos todos sus pensamientos distorsionados. Es el momento en que se apodera de nosotros la adicción a la infelicidad.
Al cuerpo del dolor le es placentero el sufrimiento y está viviendo a través de nosotros y suplantando a nuestro verdadero ser.
Se establece un círculo vicioso entre el cuerpo del dolor y el pensamiento. Cada pensamiento alimenta el cuerpo del dolor y éste, a su vez, genera más pensamientos.
En algún momento, después de unas cuantas horas o hasta días, una vez que está satisfecho, el cuerpo del dolor vuelve a dormir, dejando tras de sí un organismo agotado y un cuerpo mucho más susceptible a la enfermedad.

A los cuerpos del dolor les encantan las relaciones íntimas y las familias porque es a través de ellas que obtienen mayor alimento.
El cuerpo del dolor de la otra persona desea despertar el nuestro para que los dos puedan alimentarse mutuamente.
El consumo excesivo de alcohol suele activar el cuerpo del dolor.
Una persona profundamente inconsciente cuyo cuerpo del dolor se reabastece periódicamente a través de la violencia física, suele dirigir esa violencia contra su cónyuge o sus hijos.
Cuando recupera la sobriedad, su arrepentimiento es grande y auténtico y promete seriamente no volver a cometer esos actos de violencia. Sin embargo, la persona que habla y promete no es la entidad agresora, de tal manera que es seguro que vuelva a caer en ese comportamiento una y otra vez, a menos que reconozca el cuerpo del dolor que vive en su interior, opte por ESTAR PRESENTE y logre dejar de identificarse con ese cuerpo del dolor.

Eckhart Tolle

No hay comentarios:

Publicar un comentario