Namasté

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miércoles, 28 de septiembre de 2016



                                                   DESDE LAS PLEYADES



¿A qué se debe que la Inteligencia Emocional (IE) esté en boca de tantos profesionales? ¿Por qué iban a preocuparse por las emociones? En una sociedad en donde el trabajo es para ayer, y cada segundo que pasa es un coste de oportunidad, ¿puede existir tiempo para tener en cuenta a las emociones? El incremento de la feroz competencia a nivel empresarial, efecto de la ya tan conocida globalización, nos ha llevado a entrar desde hace un par de años en una dinámica de fusiones, reorganizaciones y adquisiciones empresariales. Todo ello se traduce en una sola palabra, cambio, y hoy, se hace más presente que nunca. ¿De qué manera la aceleración, el materialismo y la superficialidad actual, junto con unos valores que cada vez más brillan por su ausencia, están afectando al rendimiento personal?

Parece que la IE y todo lo que de ella se deriva está en el punto de mira de la mayor parte de las empresas. ¿A qué se debe ese interés?, la respuesta, está muy relacionada con el rendimiento empresarial. El sentimiento de seguridad y estabilidad emocional es totalmente necesario para poder obtener un buen rendimiento profesional. Cuando la incertidumbre acecha, la ecuanimidad emocional tiende a esfumarse, provocando así, que la mente se convierta en nuestro mayor enemigo al impedirnos ser competentes en nuestro trabajo. El marco empresarial y social actual no es muy propicio para generar este tipo de sentimientos, es más bien a la inversa, genera una ansiedad y un estrés que dificulta y obstaculiza su manifestación.

Parece pues normal, que dadas las condiciones sociales y laborales actuales, los empresarios se preocupen por las emociones de sus empleados, pero no como un acto altruista, no, sino como un problema que afecta al rendimiento económico de su empresa. Desde la publicación del libro sobre la IE de Daniel Goleman, parece como si ésta fuese la panacea que va a permitir resolver ese problema de motivación y rendimiento económico. 

El término IE fue acuñado por Salovey y Mayer en los años 90, sin embargo, el contenido del mismo tiene más de 2.500 años. A lo largo del tiempo, el concepto de la IE ha adquirido varias denominaciones como PNL, pensamiento positivo, terapia Gestalt, etc., por tanto, es fácil preguntarse si la IE es una moda, ¿no será el mismo perro con diferente collar?.

La esencia del concepto de la IE (si se profundiza un poco en él) es tan antigua como la búsqueda del autoconocimiento profesada por Sócrates (conócete a ti mismo) o la época de Buda. Personalmente asocio la IE con el desarrollo personal, y, yendo un poco más lejos, con la espiritualidad (entendida como el cultivo y el desarrollo de las cualidades del ser humano que nos permiten conquistar la paz interior). Cuando existe paz, existe armonía, motivación y alegría, y esto es indispensable para rendir en un puesto profesional.

Volviendo al artículo, ¿es una moda o una necesidad?. A mi parecer, es una moda que encubre una necesidad. Ahora bien, el lector podría preguntarse si ésta es empresarial o individual. Creo que debido al tipo de relación existente entre ambas (muy dependientes una de la otra), se reduce todo a una única necesidad, la de HUMANIZACIÓN. En otras palabras, reflexionar sobre el rumbo que está tomando esta sociedad y actuar en consecuencia; cultivar las cualidades del hombre, la tolerancia, el respeto, la comprensión y la paciencia; una “revolución espiritual” como defiende el Dalai Lama, es realmente una necesidad.


Por Pepón Jover del Pozo

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