En el latido de tu corazón
Me encontré, ¡Divino momento!
Viajé a cada célula de tu cuerpo
Para sentir tu calor, tu pasión, tu amor...
Enamorada con locura de tí
Quise fundirme en tu esencia;
Derretirme en tus labios,
No separarme de ti jamás.
Navegando en tu dulce sueño,
En esa ilusión de ilusiones. ..
Un día te amé.
Al despertar, buscaba y buscaba...
Pero no te encontraba.
En el mar...allí te hallé;
Cuando en las cristalinas aguas...
Me reflejé.
ResponderEliminarNo deseamos cosas o personas
sino el placer que estos nos proporcionan
el placer es abstracto, espiritual
no exíste en los objetos ni en las situaciones
sino en nuestra percepción de ellos
de nuestra realidad.
La forma en la que disfrutamos
nos hace conocernos
nos enseña a nosotros mísmos.
Armonizar los deseos
con sus placeres correspondientes
porque es la energía la que activa nuestro deseo
y ésta, como sabemos
construye o destruye
como la electricidad o la gravedad.
Las Leyes Espirituales
nuestro Decálogo interior
armonizan nuestro placer con nuestro deseo
armonizándonos con el Creador
con la Naturaleza
con el Gran Deseo de Dar
del que formamos parte inherente
como Uno.
Muchas gracias Tito
EliminarAbrazos.
A ti, querida, que me inspiras cada día y mientras acortamos distancia hacia la luz,hacia el otorgamiento, hacia la sabiduría, mejor es tu poesía.
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