Namasté

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Namasté , "La luz de Dios en nosotros, celebra su presencia eternamente en nuestros corazones"

viernes, 5 de abril de 2013

Dos bebés hablando en el vientre materno

 En el vientre de una mujer embarazada estaban dos criaturas conversando cuando una le preguntó a la otra: - ¿Crees en la vida después del nacimiento? La respuesta fue inmediata: - Claro que sí. Algo tiene que haber después del nacimiento. Tal vez estemos aquí principalmente porque precisamos prepararnos para lo que seremos mas tarde. - Bobadas, no hay vida después del nacimiento! ¿Cómo sería esa vida? - Yo no sé exactamente, pero ciertamente habrá más luz que aquí. Tal vez caminemos con nuestros propios pies y comamos con la boca. - Eso es un absurdo! Caminar es imposible. ¿Y comer con la boca? Es totalmente ridículo! El cordón umbilical es lo que nos alimenta. Yo solamente digo una cosa: la vida después del nacimiento es una hipótesis definitivamente excluida – el cordón umbilical es muy corto. - En verdad, creo que ciertamente habrá algo. Tal vez sea apenas un poco diferente de lo que estamos habituados a tener aquí. - Pero nadie vino de allá, nadie volvió después del nacimiento. El parto apenas encierra la vida. Vida que, a final de cuentas, es nada más que una angustia prolongada en esta absoluta oscuridad. - Bueno, yo no sé exactamente cómo será después del nacimiento, pero, con certeza, veremos a mamá y ella cuidará de nosotros. -¿Mamá? ¿Tú crees en la mamá? ¿Y dónde supuestamente ella estaría? - ¿Dónde? En todo alrededor nuestro! En ella y a través de ella vivimos. Sin ella todo eso no existiría. - Yo no creo! Yo nunca vi ninguna mamá, lo que comprueba que mamá no existe. - Bueno, pero, a veces, cuando estamos en silencio, puedes oírla cantando, o sientes cómo ella acaricia nuestro mundo. ¿Sabes que? Pienso, entonces, que la vida real solo nos espera y que, ahora, apenas estamos preparándonos para ella... (Anónimo)

2 comentarios:

  1. La voluntad altruísta de los padres, más el deseo egoísta de procrear (con su placer correspoendiente), hace que la gota se sémem, actúe con el óvulo, formando primero la cabeza y luego el tronco y extremidades.
    Cuando la obra está terminada, el feto se da la vuelta y sale a la luz en el mísmo orden que se formó y creó; con la cabeza por delante.
    Así será nuestro nuevo nacimiento: primero reformamos nuestra cabeza haciendola consciente, luego ésta consciencia baja al tronco, al corazón, produciendo sentimientos, que unidos, nos llevarán a actos, al final, acordes con las leyes de la naturaleza,, que se resumen en dar placer a sus criaturas, convirtiendo nuestro ser en altruísta, en beneficio de la sociedad.

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