DESDE LAS PLEYADES

Y ENTONCES UN DÍA...

Y entonces un día te sientas un momento, te observas a ti mismo y descubres cómo te has reflejado en tantos espejos.

Recuerdas cada relación y te observas, reconociendo tu mente proyectada, tus ideas y tus pensamientos creando realidad.

Pero llega un día en que te sientas y tan sólo observas. Ya no te asusta lo que ves, pues lo recuerdas como recuerdas un sueño. Lo ves con la claridad de haber despertado y de sentirte profundamente, amorosamente.

Aún tienes un poco de sueño y sientes los músculos aún algo dormidos, pero tu mente mira en consciencia ya y lo que ves es lo que esperabas.

Tus brazos empiezan a moverse, tus piernas a desentumercerse y te decides a levantar. Parece como si hubieras dormido durante mucho tiempo, pero con la mirada presente reconoces que ha sido sólo una breve siesta.

Aquí estás, observándote en el espejo de toda una humanidad.

Aquí estás, comprendiendo el sueño como una etapa para juntar la energía para el día. El día está comenzando y aquí estás, rejuvenecido y despierto. Tus ojos miran, tu corazón siente, tus pensamientos se alinean.

Todo en ti está dispuesto para reconocer quién eres. Sólo puedes verte como un sólo Ser repartido en infinitos cuerpos, y saberte parte de ese cuerpo infinito y amoroso te reconforta. Eres una célula poderosa y sensible. Y tu lugar es tan sagrado e importante como el reino más elevado del universo.

Así es como descubres tu poder, tu valor y la importancia de quién eres.

Hoy despiertas, pues ya has dormido lo suficiente

Hoy despiertas pues ha llegado tu hora.

Hoy despiertas pues ya no hay nada en el sueño que necesites.

Hoy despiertas y me lees, y al leerte te reconoces.

Hoy despiertas y te ves a ti mismo en estas palabras y sabes que son tuyas.

Hoy despiertas y recibes el mensaje, reconociéndote a su vez como el mensajero.

Hoy comienzas una nueva vida.