Namasté

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Namasté , "La luz de Dios en nosotros, celebra su presencia eternamente en nuestros corazones"

domingo, 26 de abril de 2020


                                                         DESDE LAS PLEYADES


El término EGO se utiliza mucho, no solo desde el punto de vista psicológico sino también espiritual.

El ego es la creencia que hemos creado acerca de nosotros mismos. Es decir, si alguien te pregunta «¿Quién eres?»  y tú respondes:

«Soy Ana. Soy introvertida, algo torpe, cariñosa, me sobran unos kilos y me gustan las mariposas».

Esa idea que has contruido acerca de tu persona y que va más allá de lo puramente físico o mental es el ego.

Es la creencia o idea que tú tienes acerca de ti misma/o.

Simple como esto.

¿Cuándo te haces consciente de tu ego?

Dentro del parámetro espiritual, una persona se vuelve consciente de su ego cuando empieza a vivir un despertar espiritual.

Un despertar espiritual te lleva a hacerte más consciente de tus hábitos y de tus patrones.

Tanto si se trata de relaciones personales como profesionales, de repente, te das cuenta de que siempre actúas de una forma muy concreta ante distintas situaciones. Siempre terminas en las mismas situaciones. Cambian los rostros, cambian los sitios, pero la situación es la misma.

¿Dices siempre que sí por temor a que algo malo suceda? ¿Antepones las necesidades de otros a las tuyas propias?

De repente te das cuenta y empiezas a despertar, y entonces te vuelves consciente de tu ego.

Siempre ha estado ahí, solo que hasta que una situación activa tu despertar espiritual tú no eres consciente.

Creación en la infancia

Esa idea que has creado acerca de tu persona se desarrolla en tu infancia. Hacia los seis o siete años, tu mente ya ha procesado suficiente información acerca de tu entorno y el ego recoge toda esa información.

¿Con qué propósito? En realidad, tiene como objetivo la supervivencia. Tu protección.

Necesitamos el ego para sobrevivir. Sin embargo, hay que saber cuándo «sintonizar» con él  y escucharlo, y cuándo está actuando desde el temor de tal forma que te impide crecer como ser humano.

Los seres humanos venimos a este planeta aprender una lección (o más de una) que conocemos como karma y el ego está ahí para mostrarnos cuál es el camino que debemos recorrer en nuestro crecimiento personal y espiritual.
En este Universo en el que todo está conectado y tiene como fundamento el amor, curiosamente el ego nos ayuda a caminar hacia ese amor universal.

Cómo crecer espiritual y personalmente

Piensa por un momento en tus temores y cómo estos se activan ante determinadas situaciones.
¿Cómo reaccionas ante ellos? Tal vez los evadas por completo porque tu miedo te genera tal ansiedad que te duele el estómago. ¿Es así?

Todos tenemos miedos, nadie escapa. Hay alguna situación, generalmente, asociada con tu infancia, que ha creado una realidad algo distorsionada no solo de ti sino también de esa situación o relación.

Es aquí donde te espera tu crecimiento espiritual.

Si quieres crecer, debes caminar en dirección exacta hacia tu miedo. Hay una frase de G. Addair que dice que:

Todo aquello que siempre has deseado se encuentra al otro lado del miedo.

Piensa en esta frase por un momento. Qué cierto es, ¿verdad?

No es fácil enfrentar esos miedos, no es fácil decir NO porque temes que haya represalias o que alguien deje de quererte.

Pero esta es la belleza de la vida y del crecimiento. Es lo que nos une como seres humanos.
Identifica esos miedos, descubre cuáles son tus sombras y tus obstáculos, y comienza a trabajar en ellos.

También es bueno meditar. La meditación te ayuda a calmar la mente y los pensamientos que a veces nos desbordan. Por consiguiente, también te ayuda a reducir la ansiedad.

Todas estamos en este camino espiritual y el ego es algo que nos une. No lo veas como tu enemigo sino, más bien, como un conocido que te indica dónde tienes oportunidades de crecimiento.

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