Namasté

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Namasté , "La luz de Dios en nosotros, celebra su presencia eternamente en nuestros corazones"

sábado, 25 de julio de 2020


                                                       DESDE LAS PLEYADES



LA EXPRESIÓN DEL UNIVERSO ERES TÚ"

Una persona que reconoce su poder, no necesita imponerlo.

Una persona que se siente merecedora, no exige merecimiento.
El merecimiento es callado.

Una persona que se siente válida y reconocida por sí misma, no necesita que otros la validen y la reconozcan.

Alguien que sabe quién es, no pretende convencer a otros a cerca de quién es.
No les pide permiso para SER.

Una persona que establece y conoce sus límites, no necesita decirle a los otros hasta dónde llegan esos límites.
Se obvian.
Se reconocen.
Se perciben.
Se sienten.

Alguien que se siente conectado, habitado, que es hogar en él mismo, no demanda ni exige espacios en los otros.

Alguien que se escucha, escucha.

Alguien que no se juzga, no juzga.

Alguien que se perdona, se abraza y es compasivo consigo mismo, perdona, abraza y es compasivo con los demás.

Alguien que se comprende y se acompaña, respeta sus tiempos y sus ciclos, puede comprender, acompañar y respetar los tiempos y los ciclos de los demás.

Una persona que abraza su luz y su sombra, y le da la bienvenida con ojos enormes de querer saber y conocer más, abraza la luz y la sombra en los demás, con ojos enormes de querer saber más.

Alguien que respeta sus procesos, puede respetar los procesos de los demás.

Esto, “solo” requiere CONSCIENCIA.

La consciencia se cultiva y se trabaja, es un llamado interior a sentir y despertar.

Alguien que está alineado con el conocimiento de que todo sirve a un propósito mayor, se relaja y confía, porque sabe que cada experiencia, cada persona, y cada "mal estar" en el cuerpo, es un regalo lleno de información sobre ella misma.

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